“Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” 2 Corintios 9:7
Todos nosotros hemos leído en las escrituras que toda semilla producirá una cosecha. Si siembras bondad vas a recoger bondad y si gratitud seguramente vas a recoger la recompensa de las bendiciones de Dios para tu vida y la vida de los tuyos.
Hoy no te quiero hablar de dar tus diezmos, pues tus diezmos deben siempre ir a la casa donde tú te nutres constantemente de la Palabra de Dios, ahí donde el Espíritu de Dios te colocó para que tu mente sea renovada por la maravillosa Palabra de Dios. Ahí donde recibes la cobertura pastoral de tu iglesia local.
Hoy te quiero hablar de ofrendar. La ofrenda es esa porción que tú decides donde la quieres sembrar. Antes de tomar esa decisión quisiera darte un par de puntos para que los utilices como parámetros que te ayuden a decidir correctamente.
- Debes asegurarte de que Jesús, sea el Dios que ellos honren con su visión, misión y administración.
- Que tu apoyo no sea dirigido por las emociones para que no sean las que dicten tu siembra.
- Toma tiempo para conocer la labor de ese ministerio; sus objetivos y las personas que están dirigiéndolo.
- Cuales son sus frutos a través del tiempo.
Por eso hoy quiero animarlos para que conozcan la labor de Manos de Amor y lo que han hecho en Nicaragua. Es muy importante que sembremos en la generación más vulnerable, en la niñez, para que ellos aprendan a amar y honrar a Dios desde una tierna edad y cuando sean adultos nunca se aparten de Él.
Manos de amor trae el alimento espiritual y natural a estos niños y así como se les alcanza, comenzamos a alcanzar a las mamás para que se conviertan en las guerreras que Dios desea que ellas sean para defender a sus pequeños y sus hogares.
Cuando Dios le dio instrucciones a Moisés para construir el tabernáculo cada persona del pueblo de Israel sembró con gozo plata, oro, madera y todo lo que hizo falta para construir el lugar donde la Presencia de Dios iba a habitar. Se recibió tanta ofrenda que Moisés tuvo que decirles que no se necesitaba más.
Sabes, Dios da asignaciones específicas a personas y ministerios y los lleva de la mano para sembrar su amor, su gozo y su paz. Así como sembramos la Palabra de Dios llevaremos el mensaje de la verdad de Dios que hará libres a todos aquellos que escuchen y hagan su Palabra.
Hoy quiero exhortarles a que consideren sembrar en este ministerio. Nuestro Señor es Él que da semilla al que siembra y pan al que come, y así mismo es su Palabra que se siembra y sembrará en la vida de esos niños y sus padres para que no regrese vacía.
